Photograph

Es que a veces recorro mis archivos, en busca de fotos escondidas, en recovecos inhóspitos, esos lugares en donde solo un virus podría esconderse. Y me cruzo con fotos, mientras escucho música, me impactan más aún.
Y me digo, “que boluda. Por favor, que boluda, eh?”
Como esperando que de una manera u otra me escuche y piense.
Aunque sea por un breve instante, que mire con cara de “comprendo”.
Había algo, hubo algo y lo más triste es que NO va a haber nada, nunca más.

Y podrán decir, como cantaban en Fivel, “nunca digas nunca”.
Sin embargo, uno sabe. Y hace lo posible para que las cosas pasen o no pasen. Es un ejercicio mental que luego se transforma en voluntad. Un mecanismo de defensa también. (Bastante efectivo el hijo de puta).

Eran unas sonrisas lindas. Un trato casi amistoso y de cariño. Unas miradas de felicidad y anhelo profundas.
Aunque escriba sobre algo del pasado, no quiere decir que hoy quiera repetirlo, simplemente, que me acuerdo mi estado sentimental y emocional de aquellos tiempos y en aquel momento, no hubiera dudado en pelear hasta las últimas, con el afán de permanecer en ese estado de felicidad.

Y me vuelvo a preguntar:
-¿Por qué?
-¿Por qué, qué?
-¿Por qué tuvo que pasar esto, y de esta manera?
-A veces las cosas son como son y no hay nada más que analizar.
-No. No puede ser. Algo más tiene que haber. Alguna razón escondida detrás.
-Esta vez Federico, es simplemente lo que ves.
-Pero se perdió mucho. Este general avanzó en algunos territorios, en los cuales el enemigo, nunca más podrá recuperar. Y viceversa.
-¿Enemigo? Más bien era una agente doble.
-Si, agente doble suena bien. Pero me da bronca y lástima. ¡La quiero matar! Por qué encima después es una batalla sin fin y que en la memoria dura para siempre. Así como en el ambiente del cine, la guerra de las galaxias.
-Pufff..... lleno de estrellitas por doquier, ¿no?
-Si vos lo conoces.
-No, si VOS lo conoces.



Incluso hoy, algún que otro vago recuerdo, una sonrisa me saca.