Amores de Semáforo

Es que hace calor.
Es que venís mirando a la gente.
Es que suenan “los” temas grasas del verano y te excitan.

El conductor respeta el paso de los peatones en cada boca calle con el afán de mirar las piernas, polleras o shorts ocasionales, cruzar la calle.
Y es que los peatones están en otra sintonía.
Entonces buscamos a otros que vayan motorizados.

Si, vas tanteando por las avenidas los clios, los goles, y al conductor.
El contraste deja ver una cabellera femenina y ya está…

En el semáforo te frenas al lado.
La miras. Te mira.
Te imaginás una escena de noviazgo con aquella extraña y te gusta.

VERDE

La perseguís. Se olvidó de darte su número. Y su nombre. Y la edad. De hecho, se olvidó de hablarte.
Interpretaste la mirada como una conversación que nunca pasó.

ROJO

Al lado suyo otra vez. Pero no queres quedar como un pesado. En vez de mirarla, mirás para otro lado. Quizás ella te está mirando ahora. Bien. Funciona.
¿Qué funciona? ¿Ella va a bajar de su vehículo y va a preguntarte cómo te llamas?O ¿Si queres tomar algo?
No lo creo.
¿Y vos? ¿La invitarías?Tampoco lo creo.

VERDE
Más caudal de autos.
Se va.
Se está perdiendo…
Entonces gritas:
“¡Ey! ¡Por favor, decime tu nombre y tu numero!”
Y la turra mientras desvanece me deja ver:
“HCM 940”